Storytime: Cuando la bendición vomitó mi coche y tips para cuando te suceda lo mismo

Hoy les vengo a contar una historia que no está para llorar… pero casi. Pónganse cómodos, saquen el café (o el electrolit, ya verán por qué) y acompáñenme a esta triste pero chistosa tragedia vehicular.

Todo comenzó un martes cualquiera, tranquilón. Me caé un viaje, llego y veo a una señora con su bendición, un niño como de 6 años, bien peinadito, pero con una carita que ya me daba mala espina… como esas que ves y dices “esto huele a problema… o a vómito.”

Suben al coche, todo bien, musiquita bajita, la señora bien buena onda y el niño calladito, calladito. 

Íbamos a media ruta, casi llegando a un crucero cuando de repente escucho ese sonido que todo conductor teme. Un gutural, inconfundible, “glu-glu-glu-BLUAAAARGH”. Volteo en cámara lenta, como si fuera escena de película… y ¡tómala! El niño me dejó una obra abstracta en el asiento trasero. Fruta, cereal, y quién sabe qué más… yo creo que hasta sus emociones venían ahí.

El olor… ay Diosito, el olor se metió y se esparció como fuego. Y yo ahí, manejando con la cara de quien intenta respirar sin oler, con los ojos llorosos y pensando: “Diosito salvame, solo esto me pasa a mi”

La señora, pobrecita, más roja que semáforo. Me decía:

“¡Ay no, perdón! ¡Que verguenza de verdad!”

Y yo solo le contestaba amablemente ”esta bien, los accidentes pasan” Pero ay, como me hubierá gustado que este accidente no me tocará a mi.

Para acabarla, todavía faltaban 10 minutos de viaje. Y pues ni modo de bajarlos, ¿no? Soy una dama, no una villana. Terminé el viaje como toda una guerrera, bajé todas las ventanas y recé en varios idiomas.

Al llegar, la señora me dio una buena propina y yo sin saber que hacer y siendo la primera vez que me tocaba una situación así, solo lo acepte y la deje ir. Ya tomé lo de la propina y fui a lavar mi pobre coche vomitado.

Pero bueno raza, ahí les van unos tips por si les llegá a pasar lo mismo o algo similar (espero que no)

  1. Lleva un kit de emergencia: En serio, guárdate en la cajuela una bolsita con guantes, servituallas, desinfectante, un trapo viejo y bicarbonato. Ese kit me ha salvado muchas veces. Incluso lleva de esos cubrebocas que te sobraron del COVID
  2. Tómale fotos al desastre: Antes de limpiar, documenta todo. Es medio asqueroso, pero necesario si quieres que DiDi te cubra la limpieza.
  3. Cambia el chip rápido: Enojarte no sirve. Respira, grita en silencio, pero no te pongas a pelear. Son cosas que pasan (aunque ojalá no tan seguido).
  4. Usa cobertores o protectores de asiento: Lo puedes quitar y lavar, y no lloras por la tapicería.
  5. Ventila tu alma y tu coche: Porque el olor… ¡Diosito santo! Déjalo con puertas abiertas, échale vinagre, bicarbonato, lo que sea, pero no lo encierres.

Pero bueno raza, esa fue mi experiencia, cuentenme ustedes si alguna vez les ha pasado algo similar y que han hecho en esos casos 🙂 

Un comentario

  1. Jajajajaja, sólo una vez me ha tocado, pero eran 2 tipos que no me di cuenta que ya venían tomados hasta que ya iba empezando el viaje, y uno dijo que se sentía raro cuando escuché esos sonidos trágicos, igual me dieron una lana, pero no quita el apeste la neta, y como dice tomen foto y lleven lo a un autolavado donde les den factura para que puedan recuperar lo de la lavada por lo menos, son los famosos gajes del oficio, jaja

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

CHOFERES CHINGONES.COM
2024